Sugerencias para recordar palabras y acciones


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Los observadores participantes deben esforzarse por lograr un nivel de concentración suficiente para recordar la mayor parte de lo que ven, oyen, sienten, huelen y piensan mientras están en el campo (también pueden "trampear" empleando dispositivos mecánicos para el registro, pagando un precio en términos de rapport, como veremos más adelante). 

Aunque el recuerdo preciso  parezca una tarea difícil si no imposible, la mayor parte de los observadores queda sorprendida por la exactitud con que logran retener los detalles mediante el entrenamiento, la experiencia y la concentración. 

Algunos observadores emplean la analogía de la llave de luz para describir la  capacidad que han desarrollado para recordar cosas; pueden "encender" la concentración necesaria para observar y recordar. Esta analogía es buena, aunque más no fuera porque da el  tono para la meta de las habilidades para la observación. La cantidad de cosas que se pueden recordar y las técnicas que permiten hacerlo varían de acuerdo con las personas de que se trata. Nosotros hemos hallado que las técnicas siguientes son útiles para recordar detalles en una amplia gama de escenarios.


1. Prestar atención. La razón por la cual la mayor parte de las personas no recuerda cosas en la  vida cotidiana reside en que, para empezar, nunca las advierten. Tal como lo señala Spradley (1980), los observadores participantes deben superar años de desatención selectiva. Observar, escuchar, concentrarse. Es característico que se le atribuya el yogui Berra el haber dicho "se puede ver mucho con sólo mirar”.


2. Cambiar la lente del objetivo: pasar de una de "visión amplia" a otra de "ángulo pequeño". En los lugares ajetreados los observadores quedan en general abrumados por la cantidad de conversaciones y actividades que tienen lugar al mismo tiempo. No digamos ya recordar: es imposible concentrarse en todo lo que ocurre. Una técnica para recordar especialmente eficaz, que puede perfeccionarse con la práctica, consiste en enfocar a una persona, interacción o actividad específicas, mientras mentalmente se bloquean todas las otras.  En el estudio institucional, en una gran sala de estar podía haber al mismo tiempo unos 70 residentes y de 1 a 10 empleados. 

La cantidad de actividades que tenían lugar simultáneamente parecía infinita: varios internados balanceándose en bancos, uno  acándose la ropa, otro orinando en el suelo, dos limpiando heces y orina con balde y trapo  de piso, unos cuantos viendo televisión, tres acostados en el suelo, varios paseándose de aquí para allá, dos abrazándose, dos en camisas de fuerza, un empleado reprendiendo a un internado, otros dos empleados leyendo el diario, otro empleado preparándose para distribuir tranquilizantes y drogas de control, etcétera, etcétera. 

Cuando entró por primera vez en la sala, el observador trató de abarcar un cuadró en ángulo amplio durante unos minutos, advirtiendo las diversas actividades que tenían lugar. Pero a continuación cambió el foco, concentrándose en una actividad única, en una esquina de la sala, ignorando todo lo demás. Eligiendo una actividad específica por vez, posteriormente pudo reconstruir mucho de lo que había ocurrido en ese momento. 3. Busque "palabras claves" en las observaciones de la gente. Aunque sus notas deben ser tan precisas como resulte posible, no es necesario recordar cada una de las palabras que se pronuncian. No obstante, uno puede concentrarse y retener de memoria palabras o frases claves de cada conversación que le permitirán recordar el significado de las observaciones. Y son significados lo que nos interesa. Ciertas palabras y frases se destacan en nuestra mente. 

En un estudio sobre la unidad neonatal de un hospital (Bogdan y otros, 1982) los médicos y enfermeras utilizaban términos especiales fáciles de recordar para referirse a los niños: por ejemplo, "comedores” y "crecedores", "no viables" y "crónicos". Otras palabras o frases, más familiares (como "bebé muy enfermo" y "buen bebé"), aunque menos sorprendentes, eran fácilmente recordables después de que los investigadores sintonizaban el modo en que el personal médico definía a los niños. 

4. Concentrarse en las observaciones primera y última de cada conversación. Las conversaciones siguen por lo general una secuencia ordenada. Una cierta  pregunta suscita una cierta respuesta; una observación provoca otra, un tema conduce a otro relacionado. Si podemos recordar cómo comenzó una conversación, con frecuencia podremos retenerla completa hasta el final. Incluso cuando las conversaciones no siguen una secuencia lógica u ordenada, las observaciones que surgen de la nada no deben ser difíciles de recordar. La sustancia de largos monólogos, que por lo general confunden al observador novato, es recuperable.

5. Reproduzca mentalmente las observaciones y escenas. Después de haber visto u oído algo, repítalo en su mente. Trate de visualizar la escena u observación. También es una buena idea  hacer una pausa, dejar de hablar y observar durante unos instantes en el curso de una sesión,  para reproducir mentalmente lo que ya ha sucedido.

6. Abandone el escenario en cuanto haya observado todo lo que esté en condiciones debe recordar. Aunque ya lo hemos dicho, no es superfluo repetirlo. En un nuevo escenario es probable que no se pase observando más de una hora; a menos que suceda algo importante. A medida que se conoce un escenario y se aprende al recordar cosas, se puede   pasar más  tiempo en el campo.

7. Tome sus notas tan pronto como le resulte posible, después de la observación. Cuanto más tiempo transcurra entre 1ª observación y el registro de los datos, más será lo que se olvide. Trate de programar sus Observaciones de modo que le dejen tiempo y energía para redactar sus notas.

8. Dibuje un diagrama de la escena y trace sus movimientos en él. En cierto sentido, camine a través de su experiencia. Hacer esto constituye una ayuda valiosa para recordar acontecimientos y personas. Del mismo modo, también puede ser útil un diagrama de los lugares en que cada cual estaba sentado. Este diagrama le dará a recordar quién hizo cada  cosa y a las personas menos conspicuas.

9. Después de haber dibujado un diagrama y trazado nuestros movimientos, bosquejemos los acontecimientos y conversaciones específicos que tuvieron lugar en cada punto antes de que tomáramos nuestras notas de campo. El bosquejo nos ayudará a recordar detalles adicionales y a aproximar la secuencia en la que ocurrieron los acontecimientos. Ese boceto no tiene que ser demasiado elaborado; sólo necesita incluir: palabras, escenas y acontecimientos claves que se destaquen en nuestra mente, las observaciones primera y última de las conversaciones, y otros ayudamemorias. La precisión y claridad que de esta manera se añade a las notas justifica el tiempo que se pierda en trazar el bosquejo.

10. Si hay un retraso entre el momento de la observación y el registro de las notas de campo, grabe un resumen o bosquejo de la observación. Uno de los sitios que hemos estudiado estaba situado a una hora de viaje en automóvil. El observador grababa un resumen detallado  de la observación del regreso al hogar, dejando que las conversaciones y acontecimientos fluyeran libremente en su mente. Después de haber llegado su casa, transcribía, el resumen, organizando los acontecimientos según la secuencia en que habían ocurrido. A partir de ese resumen redactaba un relato detallado de los acontecimientos del día. En los lapsos entre observaciones en su estudio sobre el sexo impersonal en las salas públicas de reposo, Humphreys (1975) ocasionalmente se dirigía a su automóvil para dejar grabado lo que acababa de observar.

11. Después de haber tomado sus notas de campo, recoja los fragmentos de datos perdidos. Los observadores con frecuencia recuerdan cosas, días o incluso semanas después de haberlas observado, A veces los acontecimientos y conversaciones se recuerdan después de la observación siguiente. Estos fragmentos de datos deben ser incorporados a las notas de campo


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