Tal como se
ha señalado en el capítulo anterior, en la observación participante y en otras investigaciones
cualitativas el diseño de la investigación es flexible. Es decir que los investigadores
cualitativos por lo general comienzan con modestia; entran en el campo,
entienden un escenario único y después deciden sobre los otros escenarios que
habrán de estudiar.
Antes o
después, es necesario trazar ciertos límites a la investigación en términos de
número y tipos de escenarios estudiados. La selección de escenarios o
informantes adicionales dependerá de lo que se haya aprendido y de los
intereses de la investigación. Así, en el estudio institucional el investigador
podría haber seguido un gran número de líneas diferentes de investigación,
desde los programas de entrenamiento para el personal hasta otros tipos de
organizaciones. Puesto que había desarrollado un fuerte interés sustancial en
las instituciones totales y en el significado social del retardo mental,
continuó con el estudio del personal de atención y los funcionarios de otras instituciones,
además de entrevistar a personas rotuladas como retardados mentales. Es difícil
trazar los límites de un estudio. Siempre quedan más personas y lugares por
estudiar. Sin embargo, sé han llevado a cabo estudios excelentes basados en un
escenario único, sea un salón de clase, una sala de hospital o una esquina. Lo
importante es que, con independencia de la cantidad de escenarios que se
estudien, se llegue a la comprensión de algo que antes no se comprendía.
Muchos
observadores prefieren hacer una pausa después del trabajo de campo y de haber pasado
cierto tiempo en un escenario. Esto permite aclarar las ideas, y revisar y
analizar los datos, establecer prioridades, desarrollar tácticas y estrategias
de campo, y decidir si se pasa a otras áreas o escenarios. Una tregua en la
observación intensiva que la investigación requiere también proporciona
descanso y la resistencia necesaria para continuar el estudio.
Retirada
del campo
Los
observadores participantes casi nunca llegan a un punto en que sienten que han
completado sus estudios. Siempre queda una persona más por entrevistar, una
hebra suelta por atar, un área más por abordar. Pero la mayor parte de los
investigadores llegan a una etapa en que las muchas horas pasadas en el campo
les procuran resultados decrecientes. Glaser y Strauss (1967) emplean la
expresión saturación teórica para referirse a ese punto de la
investigación de campo en el que los datos comienzan a ser repetitivos y no sé
logran aprehensiones nuevas importantes.
Ese es el
momento de dejar el campo.
Los
estudios de campo en cualquier parte duran de unos pocos meses a un año bien
cumplido. El estudio sobre los vendedores puerta a puerta se extendió solamente
por tres semanas. No obstante, el observador trabajó diariamente y se centró en
un aspecto estrecho del programa de entrenamiento en ventas. En el estudio
institucional, el observador realizó visitas semanales o quincenales a una
única sala durante un año. En los últimos dos meses aprendió relativamente pocas
cosas nuevas sobre el personal de atención y la vida institucional, aunque pudo
redondear su comprensión del escenario y confirmar muchas intuiciones,
conjeturas e hipótesis de trabajo.
Después de
completar su investigación en esa institución, el observador pasó los dos años siguientes
centrado en otras instituciones, y por cierto continúa estudiando instituciones
hasta el día de hoy.
En la mayor
parte de los casos los investigadores pasan por lo menos varios meses en un escenario, con independencia de la frecuencia
de sus visitas. Es común que desarrollen una comprensión más profunda del escenario
y que rechacen o revisen hipótesis de trabajo después de unos cuantos meses
iniciales. Con frecuencia no se tropieza con alguna intelección que lo enlaza
todo hasta después de pasar un período prolongado en el campo. A veces sólo se necesitan
unos instantes para que los informantes bajen la guardia ante el observador.
Dejar el
campo puede ser un momento personalmente difícil para los observadores
participantes (Shaffir y otros, 1980; Snow, 1980). Significa romper apegos y a
veces incluso ofender a quienes se ha estudiado, que quedan con la sensación de
haber sido usados y traicionados. Quizá por esta razón muchos observadores
terminan quedándose en el campo más de lo que les resulta necesario a los fines de la investigación
(Wax, 1971).
Un modo
común de abandonar el campo consiste en "desembarazarse con buenas
maneras" (Junker, 1960) o "ir apartándose" (Glaser y Strauss,
1968), es decir, en ir reduciendo gradualmente la frecuencia de las visitas y
haciendo saber a la gente que la investigación está llegando a su fin. Es una buena idea no
cortar los contactos con los informantes demasiado abruptamente, aunque esto
resulte fácil o cómodo. Miller y Humphreys (1980) señalan que hay sanas razones
para concluir la investigación quedando en buenos términos con los informantes
y dejando la puerta abierta para futuros contactos. Así ellos pudieron estudiar
a personase durante un prolongado período, desde mediados de la década de 1960
en el caso de Humphreys, obteniendo conocimientos sobre los cambios en las
vidas de aquéllas en sus definiciones de sí mismas. En un nivel más humano,
Muller y Humphreys pudieron evaluar el efecto de la investigación sobre los
informantes, enviándoles copias de publicaciones y manteniéndose en contacto
con ellos, por teléfono o correspondencia.
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