Aunque la
mayoría de los observadores participantes confían en su memoria para registrar
los datos, algunos investigadores toman notas en el campo o emplean
dispositivos mecánicos para la recolección de datos. Por cierto, hay un número
creciente de estudios cualitativos en los cuales losinvestigadores emplearon
grabadores, cámaras de vídeo y máquinas fotográficas para tomas a intervalos
regulares (Dabbs, 1982; Whyte, 1980).
Los
observadores participantes parecen divididos en cuanto a e la conveniencia e
inconveniencia de tomar notas y emplear dispositivos mecánicos en el campo.
Algunos observadores entienden que los dispositivos de registro intrusivo
atraen innecesariamente la atención del observador e interrumpen el flujo
natural de los acontecimientos y conversaciones en el escenario.
Douglas (1976,
pág. 53) escribe: "...todas las razones llevan a creer que los
dispositivos de registros intrusivos tienen efectos fundamentales en la
determinación de lo que los actores piensan y sienten sobre el investigador
(principalmente, los vuelven terriblemente suspicaces y los ponen en guardia) y sobre lo que hacen
en su presencia". Otros investigadores, especialmente los identificados
con la etnometodología lingüística y la sociología formal, ponen en cuestión
que el observador pueda recordar con precisión y registrar subsecuentemente los
detalles importantes de lo que ha ocurrido en el escenario (Schwartz y Jacobs,
1979).
Nuestra
opinión es que los investigadores deben abstenerse de grabar y tomar notas
en el campo por lo menos hasta que hayan desarrollado una idea del escenario y
puedan entender los efectos del registro sobre los informantes. En nuestra
experiencia, los dispositivos mecánicos para el registro tienen un efecto
enojoso para las personas. Uno de los autores de este libro empleó un grabador
durante la primera entrevista con la madre de un niño pequeño en su hogar.
En
el "calentamiento"
previo a la entrevista, el investigador mencionó casualmente que antes habla vivido
en ese vecindario y le preguntó a la mujer si le gustaba el lugar. Ella empezó
a quejarse sobre los muchos negros que se hablan mudado a la zona, y sobre el
hecho de que hubieran "tomado posesión" de los parques y lugares de
juego. A continuación vino la entrevista, que incluía preguntas sobre lo que le
gustaba y disgustaba en el vecindario. Cuando el investigador hizo las preguntas
con el grabador en funcionamiento, la madre dio respuestas suaves a
interrogantes sobre aquel tema y sobre los cambios que habían ocurrido desde
que ella vivía allí. Nunca mencionó la raza. Después de que la entrevista se
completó y de que el grabador se detuviera, el entrevistador suscitó de nuevo
una conversación acerca de la misma cuestión y la madre volvió a quejarse por
la cantidad de negros que se habían mudado.
Conclusión: nadie, o por lo menos
muy pocas personas, quieren ser racistas registrados. En otras palabras, es
ingenuo suponer que un individuo nos revelará inmediatamente sus conductas y
pensamientos privados mientras está siendo filmado o grabado. Hay situaciones y
escenarios en los que los observadores pueden obtener buenos resultados empleando
dispositivos mecánicos para el registro sin alterar dramáticamente la
investigación. El excelente estudio fotográfico de Whyte (1980) sobre pequeños
lugares urbanos demuestra que una cámara puede ser una herramienta eficaz de
investigación en lugares públicos.
Del mismo modo, ha habido películas
documentales perspicaces de Frederick Wiseman y otros, filmadas por un
camarógrafo que parecía moverse con un grupo de personas y captó una imensión considerable de sus vidas privadas,
aunque Lino queda preguntándose hasta qué punto la gente representó papeles
ante las cámaras. En nuestras entrevistas hemos hallado que después de cierto
lapso, la gente parece olvidar al grabador y habla con relativa libertad
mientras se está grabando. Es también cierto que hay algunas pautas sociales
que no pueden ser estudiadas ni analizadas sin dispositivos de registro
auditivos o visuales. Así, es improbable que los observadores recuerden, e incluso
que adviertan, todos los menudos detalles de las pautas interaccionales y de
las conversaciones, necesarios para el análisis etnometodológico y otras e
líneas de indagación.
En un estudio sobre las pautas de interacción de los
niños y la socialización de pares, Lothar Krappmann y Hans Oswalde, del
Instituto Max Planck de la Universidad Libre de Berlín, utilizaron dos
observadores tomando notas detalladas y una cámara de vídeo al mismo tiempo, en
salones de clase. En la mayor parte de los estudios interaccionistas simbólicos
los investigadores no necesitan confiar en dispositivos mecánicos de registro
para recoger datos importantes. Mediante el entrenamiento y la experiencia, el
investigador asimila recuerdos suficientes de acontecimientos y, conversaciones
necesarios para comprender los significados, perspectivas y definiciones de la gente.
De hecho, la precisión que el observador experimentado interesado en este nivel
de análisis pueda ganar mediante el uso de un grabador es probablemente
ilusoria.
Hay unos
pocos casos en los que es aconsejable tomar notase en el campo. Más que la grabación,
la toma de notas recuerda a la gente que está bajo una vigilancia constante y
la aleja de áreas en las cuales el observador está interesado. Como ya lo hemos
señalado, en muchas situaciones el observador desea distraer la atención de los
informantes respecto de los objetivos de la investigación. Uno de los pocos
casos en que se pueden tomar notas de modo no intrusivo se da cuando otras
personas también están tomando notas, en un aula n encuentro formal. Incluso en tales ocasiones, el investigador
debe ser discreto.
Algunos
observadores se dirigen a algún lugar con privacidad, como por ejemplo un baño,
para anotar palabras y frases claves que más tarde los ayudarán a recordar
acontecimientos producidos durante una sesión de observación prolongada. Se
puede utilizar una libreta o anotador
pequeños, que caben en un bolsillo sin hacerse notar. Tanto mejor si esto nos
ayuda a recordar cosas y se puede hacer
secretamente.
La forma
de las notas
Cada cual
desarrolla su propio modo de redactar las notas de campo. Aunque la forma varía
de observador a observador, las notas siempre deben permitir la recuperación
fácil de los datos y codificar (y fragmentar) los temas. Las siguientes son
algunas guías que nosotros tratamos de seguir.
1. Comenzar
cada conjunto de notas con una carátula titulada. Esa carátula debe incluir
la fecha, el momento y el lugar de la observación, y el día y el momento en que
se realizó el registro por escrito; Algunos observadores titulan cada conjunto
de notas con una frase que les recuerda el contenido cuando recurren al
material para controlar algo.
2. Incluya
el diagrama del escenario al principio de las notas. Trace sus propios
desplazamientos e indiquen qué página de las notas se describe cada movimiento.
Esto servirá como referencia cómoda cuando se deseen controlar acontecimientos
específicos. A aquellos que tienen la fortuna de contar con alguien que lee sus
notas, el diagrama les permite proporcionar al lector un punto de referencia
útil.
3. Deje
márgenes suficientemente amplios para comentarios suyos y de otras personas. Los
márgenes amplios también permiten añadir puntos olvidados en un momento
posterior al de la redacción, y codificar las notas en la etapa de análisis de
la investigación.
4. Utilice
con frecuencia el punto y aparte. Tal como se señala en el capítulo sobre
análisis de los datos, el mejor modo de realizar este análisis consiste en
cortar literalmente las notas y agrupar los fragmentos por temas. La tarea de
codificar y recortar las notas será más fácil si se han iniciado
párrafos nuevos para cada acontecimiento, pensamiento o tema.
5. Emplee
comillas para registrar observaciones tanto como le resulte posible. No es
necesario incluir reproducciones
literales 'e intactas de lo que se ha dicho. Lo importante es aprehender el
significado y la expresión aproximada del comentario. Si no recuerda la
expresión exacta, parafrasee: "John dijo algo así como 'Me voy a casa'.
Bill estuvo de acuerdo y John salió".Strauss y
otros (1964) sugieren que el investigador emplee comillas dobles para
diferenciar el recuerdo exacto, comillas simples para indicar una menor
precisión en la expresión, y omitirlas comillas para indicar un recuerdo
razonablemente aproximado.
6. Use
seudónimos para los nombres de personas y lugares. No son pocos los
observadores participantes a quienes ha inquietado lo que podría ocurrir si sus
datos cayeran en manos inadecuadas (Humphreys, 1975; Johnson, 1975; Van Maanen,
1982, 1983). Entre todo lo que podemos ver u oír, uno nunca sabe qué es lo que
puede resultar comprometido para las personas que está estudiando si alguna
otra persona lo conoce. Tampoco sabemos si entre los lectores de nuestras notas
no habrá algunos que tengan relaciones con las personas descriptas en ellas.
Nada se pierde utilizando seudónimos para lugares y personas.
7. Las
notas deben conservarse por lo menos triplicadas. Manténgase un juego al
alcance de la mano, guárdese otro a buen recaudo y utilícese el tercero para
eventuales lectores. Al comenzar a analizar los datos, se necesitarán una o más
copias adicionales para codificar y cortar los fragmentos.
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