Los
observadores participantes entran en el campo con la esperanza de establecer
relaciones abiertas con los informantes. Se comportan de un modo tal que llegan
a ser una parte no intrusiva de la escena, personas cuya posición los
participantes dan por sobreentendida. Idealmente, los informantes olvidan que
el observador se propone investigar. Muchas de las técnicas empleadas, en la
observación participante corresponden a reglas cotidianas sobre la interacción
social no ofensiva; las aptitudes en esa área son una necesidad.
Los
observadores permanecen relativamente pasivos a lo largo del curso del trabajo
de campo, pero en especial durante los primeros días (Geer, 1964).1 Los observadores
participantes "palpan la situación", "avanzan lentamente",
"tocan de oído" (Johnson, 1975) y "aprenden a hacer los nudos"
(Geer, 1964).
Los primeros días en el campo constituyen un período en el cual
los observadores tratan de que la gente se sienta cómoda, disipan cualquier
idea en cuanto a que el enfoque de la investigación será intrusivo, establecen
sus identidades como personas inobjetables y aprenden a actuar adecuadamente en
el escenario. ¿Qué ropa me pondré? ¿Puedo fumar? ¿Quién parece demasiado
ocupado como para hablar conmigo? ¿Dónde puedo sentarme sin molestar el paso?
¿Puedo caminar? ¿Qué puedo hacer para no resaltar como una uña encarnada?
¿Puedo hablarles a los clientes? ¿Quién parece accesible y comunicativo?
Durante
el período inicial, la
recolección de datos es secundaria para llegar a conocer el escenario y las
personas. Las preguntas tienen la finalidad de ayudar a romper el hielo.
Puesto que algunas personas pueden preguntarle al investigador qué quiere
saber, es una buena idea anotar algunas preguntas generales antes de ingresar
en él: campo. Por lo general, son buenas aperturas preguntas como "¿Podría
darme una perspectiva de este lugar?" y "¿Cómo entró usted en
esto?"
Diferentes
personas probablemente presentarán diferentes grados de receptividad ante el investigador.
Aunque el portero haya autorizado el estudio, otros pueden objetar su presencia.
Sue Smith-Cunnien, en el primer día de un estudio con observación participante
alcanzó a oír que una persona le preguntaba a otra: "¿Qué es lo que ella
va a hacer… dar vueltas y observarnos todo el tiempo?" Como lo señala
Johnson (1975), no es poco común que los observadores se encuentren en medio de
una lucha de poderes a propósito de su presencia. Es importante explicar quién
es uno a todas las personas del escenario. En un estudio sobre el empleo
de los medios de comunicación por los maestros, por ejemplo, los investigadores
entrevistaron a cada docente individualmente para explicarle el estudio y
obtener su permiso a fin de observar en cada salón de clase, por más que esto
ya había sido autorizado por los administradores.
Asimismo,
de modo sutil, se debería hacer saber a la gente que lo que nos diga no erá comunicado a otros. (Desde luego, uno no
se presenta diciendo que es un investigador y está éticamente obligado a no
violar su confidencialidad.) En la segunda observación en el estudio institucional,
uno de los miembros del personal de atención le preguntó al investigador:
"¿Le habló usted (a la directora) sobre los muchachos de esta sala?"
El investigador respondió algo así como: "No, ni siquiera le dije dónde estoy. Yo no le hablo sobre la institución a las personas del exterior, de modo que ¿por qué habría de hablarle sobre todos ustedes?" En el estudio de Smith Cunnien, ella aprovechó la oportunidad de asegurar la confidencialidad de su investigación durante el intercambio siguiente:
El investigador respondió algo así como: "No, ni siquiera le dije dónde estoy. Yo no le hablo sobre la institución a las personas del exterior, de modo que ¿por qué habría de hablarle sobre todos ustedes?" En el estudio de Smith Cunnien, ella aprovechó la oportunidad de asegurar la confidencialidad de su investigación durante el intercambio siguiente:
Observador:
"¿Quiere usted
ser editor en jefe el próximo año?"
Informante:
"¿A quién va
usted a hablarle de esto, en todo caso?"
Observador:
"Lo siento, debí
haberle dicho desde el principio que todo lo que me
diga es
confidencial. Yo no voy a repetir nada de esto fuera de aquí.“
Durante
los primeros días en el campo, los observadores se sienten invariablemente
incómodos.
Muchos de
nosotros rehuimos la interacción innecesaria con extraños. Nadie se siente
cómodo en un nuevo escenario sin ningún rol definible que desempeñar
Smith-Cunnien reflexiona sobre su primer día observando:
Me siento
totalmente incómoda en este escenario. Creo que esto se debe sobre todo a mi
propia timidez, aunque algo proviene definidamente del hecho de que allí se
destaca un escenario extraño y yo no estoy haciendo nada salvo mirar… no tomé
notas de campo. Parte de la incomodidad se debe al hecho de que en algunos
momentos hay literalmente muy poco que observar: toda la acción continúa en los
despachos y yo sólo puedo alcanzar a oír algunas cosas. La próxima vez que
observe, trataré de ser un poco más agresiva sin serlo demasiado... tendré que
tratar de observar escenarios más específicos y de descubrir quién es cada cual
entre un mayor número de personas.
Todos los observadores enfrentan en el campo situaciones desconcertantes aunque es cierto, tal como lo escriben Shaffir, Stebbins y Turowetz (1980), que el trabajo de campo se caracteriza por sentimientos de duda en sí mismo, incertidumbre y frustración, confórtese pensando que se sentirá más cómodo en el escenario a medida que el estudio progrese.
Todos los observadores enfrentan en el campo situaciones desconcertantes aunque es cierto, tal como lo escriben Shaffir, Stebbins y Turowetz (1980), que el trabajo de campo se caracteriza por sentimientos de duda en sí mismo, incertidumbre y frustración, confórtese pensando que se sentirá más cómodo en el escenario a medida que el estudio progrese.
Cuando
entran por primera vez en el campo, los observadores se encuentran con
frecuencia abrumados por la cantidad de
información que reciben. Por esta razón, se debe tratar de limitar el tiempo
que se pasa en el escenario durante cada observación. Una hora es por lo
general suficiente. A medida que uno se familiariza con un escenario y gana en
pericia para la observación, se puede aumentar el lapso que se pasa en el
escenario.
La
investigación de campo puede ser especialmente excitante al comienzo del
estudio. Algunos observadores se inclinan a permanecer tanto tiempo en un
escenario que dejan el campo agotados y
llenos de tanta información que nunca llegan a registrarla. Las observaciones son
útiles sólo en la medida en que pueden ser recordadas y registradas. No
permanezca en el campo si olvidará muchos de los datos o no tendrá tiempo para
tomar notas.
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